4 En la ancianidad de Salomón sus mujeres inclinaron su corazón tras
otros dioses, y su corazón no fue por entero de Yahveh su Dios, como el
corazón de David su padre.
5 Salomón se fue tras de Astarté, diosa de los sidonios, y tras de
Milkom, monstruo abominable de los ammonitas.
6 Salomón hizo lo malo a los ojos de Yahveh, y no siguió plenamente
con Yahveh como David su padre.
7 Entonces edificó Salomón un altar a Kemós, monstruo abominable
de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y a Milkom, monstruo
abominable de los ammonitas.
8 Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras que quemaban
incienso y sacrificaban a sus dioses.
9 Se enojó Yahveh contra Salomón por que había desviado su corazón
de Yahveh, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces,
10 y le había ordenado sobre este asunto que no fuera en pos de otros
dioses, pero no guardó lo que Yahveh le había ordenado.
11 Yahveh dijo a Salomón: «Porque de tu parte has hecho esto y no
has guardado mi alianza y las leyes que te ordené, voy a arrancar el reino de
sobre ti y lo daré a un siervo tuyo.
12 No lo haré sin embargo en vida tuya por causa de David tu padre;
lo arrancaré de mano de tu hijo.
13 Tampoco arrancaré todo el reino; daré una tribu a tu hijo, en
atención a David, mi siervo, y a causa de Jerusalén que he elegido.»
14 Suscitó Yahveh un adversario a Salomón en Hadad, edomita, de la
estirpe real de Edom.